El objetivo del presente texto es demostrar, salvando los tamaños, que la cucaracha ocupa en la naturaleza y en el orden terrestre un rango superior al del ser humano, que le permitirá tomar las riendas del mundo en un futuro próximo. Poco importa que el descomunal ego colectivo de la humanidad proyecte un espejismo omnipotente. Carecen de prisa porque tienen el tiempo en sus patas. Al fin y al cabo, ¿qué significa un puñado de siglos para una especie destinada a reinar durante eones?
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