El Cavo albergaba un santuario y templo del antiquísimo culto a Jove como Iuppiter Latiaris (Júpiter Lacio), al que se accedía mediante la Vía Sacra, un antiguo camino sagrado que procedía del templo de Diana Nemorensis junto al lago Nemi. El camino de unos 6 kilómetros, convertido en calzada reconstruida con piedras basálticas en tiempos de Tarquinio Prisco, quinto rey de Roma, subía por las empinadas laderas y bosques hasta los 940 metros de altitud, para llegar al santuario confederal de la mayor deidad de la Liga Latina.
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