Durante el verano pasamos más tiempo al aire libre en la playa o en la piscina. Las altas temperaturas, el calor y el aumento de la actividad física , si estamos nadando, jugando a las palas o disfrutando de la familia son condicionantes que pueden modificar nuestra sensación de hambre. Pero ¿Es cierto que la playa o la piscina aumentan el apetito?
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