El British Museum sufre más de 50 incidentes al año de grafitis a lápiz sobre sus históricas esculturas. El museo londinense emplea el término “grafiti” para referirse a cualquier marca hecha por los visitantes, no solo nombres escritos, y en la mayoría de los casos se trata de garabatos accidentales dibujados por niños de visita escolar. Las manchas de lápiz se eliminan fácilmente, pero con un caso semanal de media, se trata de un problema serio en relación con la protección de la colección y la calidad de la monitorización de las galerías.
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