Hacer frente al cambio climático y a la mala alimentación mundial depende, en parte, de nuestras decisiones alimentarias. El aumento del consumo de proteína animal tiene efectos negativos bien establecidos en el medio ambiente. Su impacto ya no se limita solo a la salud personal sino que afecta ampliamente la salud del planeta (y de todos en él). El aumento del consumo de alimentos de origen vegetal aumentaría la salud personal y, al mismo tiempo, reduciría la escasez de alimentos en todo el mundo, la contaminación y el cambio climático.
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