La presa de Ilisu, que el gobierno turco construye sobre el Tigris tras regatear al Tribunal Constitucional, va a sumergir los 12.000 años de historia de Hasankeyf a cambio de energía para menos de cincuenta. Sus cuevas neolíticas, sus minaretes dorados, su ciudadela romana y su puente artúquida se hundirán bajo un embalse que también provocará graves daños medioambientales y podría dejar secas a Siria e Irak.
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