Casi 2.000 canadienses llegaron como voluntarios a España para luchar en las Brigadas Internacionales con su propio batallón: el Mackenzie-Papineau, denominación que tomaron de dos dirigentes nacionalistas del siglo XIX. En proporción a la población del país de origen, Canadá fue la segunda nación que más brigadistas aportó al bando republicano español después de Francia. Los testimonios describen la desoladora decepción de muchos de ellos al enfrentarse a la cruel cotidianeidad de la guerra.
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