El imperio forjado por Alejandro Magno se desintegró a su muerte debido a la falta de un sucesor de su sangre y no es porque el macedonio no hubiera engendrado ninguno, ya que sabemos de 5 por lo menos. Al fin y al cabo, al margen de amantes como Barsine, la reina amazona Talestris o la soberana india Cleofis, tomó tres esposas: la bactriana Roxana fue la primera y la «auténtica«, mientras que las persas Estatira y Parisátide, lo fueron por conveniencia política, para reinar legítimamente sobre el Imperio Aqueménida tras la muerte de Darío III.
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