Es importante destacar que la magnitud de la agresividad durante los arrebatos es desproporcionada en relación al factor desencadenante o a la provocación (por ejemplo, insultar de forma desproporcionada y con un tono amenazante por no recibir la paga semanal de 10 euros). Además, dichos arrebatos no son premeditados, es decir, son totalmente impulsivos, y tampoco persiguen ningún objetivo tangible.
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