Con “Tras el último no va nadie” se abre un periodo en el que Los Enemigos empiezan a tratarse con otras tesituras más solemnes, mucho más desafiantes y crudas. Si hasta ese momento nos habían enseñado que la vida mata, con su nueva referencia advertían que, por si fuera poco, también escuece, y mucho. Había que entrar sin avisar, y si es con una patada en la puerta, mejor. Acababan de finiquitar su contrato con GASA, desengañados porque la compañía no hiciera algo más de lo que seguramente podría
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