Es el santo grial del alpinismo: la cámara de fotos Kodak que Andrew Irvine llevaba en su ascenso al Everest en 1924 y que probaría que, antes de morir, él y George Mallory fueron los primeros en coronar la cima del Everest. Su cuerpo jamás ha aparecido. Numerosos alpinistas han tratado de localizarlo. Esta es la historia de una obsesión.
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