Casi treinta años de profesión avalaban los modelos que salían del taller de Paco Álvarez en el año 2000 en Sevilla. Emperatriz, arcoiris, azucena, esplendor, petunia o clavelier, una gran variedad de tejidos, cortes y confecciones que hacían del traje de flamenca un embajador internacional de la cultura española
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