La personalidad del heredero de la Corona nos ha llegado desfigurada por el silencio de los eruditos, la perniciosa influencia de la Leyenda Negra y la mistificación de la ficción literaria. En 1568, Felipe II, alarmado por el empeoramiento del carácter del príncipe, lo confina en sus aposentos de palacio. Don Carlos no puede recibir correspondencia ni disponer de cuchillos y tenedores. lo largo de su vida, el príncipe Carlos experimentó diversas enfermedades que le provocaban constantes –aunque, al parecer, injustificados– cambios de humor.
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