España es quizá el país europeo que mejor desdeña su propia Historia, sumida en una ignorancia querida por los planes educativos para propulsar hasta los topes la incultura. Para el relato patrio decimonónico nadie fue más importante que Baldomero Espartero, duque de la Victoria, príncipe de Vergara, 'Pacificador Supremo' y acuñador del lema más repetido a lo largo de esa centuria: cúmplase la voluntad nacional. Ahora su figura ni siquiera está desdibujada y sólo sirve como frase hecha relativa a las dimensiones de los genitales de su caballo.
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