«Claudio Naranjo recibió muy joven, en 1962, el encargo de Ricard Evans Schultes, que en aquel entonces era el director del Museo Botánico de Harvard, de ir a la selva colombiana para recoger muestras de la famosa Banisterioosis Caapi, es decir la liana de la ayahuasca. Claudio se adentró en la selva. Si bien es cierto que Spruce, Schultes y algunos investigadores alemanes habían hecho este recorrido anteriormente en busca de la enredadera, Claudio fue de los pocos blancos que se internó y conoció de primera mano la poción».
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