Hay un modo particular de hacer filosofía que nada tiene que ver con los estereotipos asociados con la disciplina. Un modo de hacer filosofía que cuida las palabras con el objetivo de intervenir en la realidad, con el propósito de mejorar el mundo, de contribuir al avance del conocimiento y al desarrollo de la sociedad. Este modo de hacer filosofía del que os hablo huye de las oscuridades en el lenguaje. Hay un cuidado extraordinario en la elección de las palabras adecuadas, una preocupación especial por no decir más de lo que se quiere decir.
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