Entonces, los sureños se dieron cuenta de que su Historia la habían escrito extranjeros y decidieron buscar un relato propio que les abriera al exterior liquidando de una vez su fama de «reino ermitaño» mientras articulaban una economía y una cultura que les concediera algo parecido a una personalidad. El kimchi, la sopa de perro, los tigres, el taekwondo y Confucio aceptaron las insinuaciones del rock, los semiconductores, el béisbol, las clínicas de cirugía estética o la industria pesada.
|
etiquetas: seul , corea del sur , distopia