En jerga de ingeniería, Seis Sigma describe las obras que están construidas con un coeficiente de seguridad de 6 (es decir, que están preparadas para soportar mucho más allá de los imponderables que se hayan podido estimar). Un ejemplo de ello es el puente de Brooklyn, en Nueva York, que fue diseñado deliberadamente por John Roebling para soportar seis veces más peso del que esperaba que tuviera que aguantar nunca. También hay procesos que tratan de alcanzar la meta de Seis Sigma para llegar a un máximo de 3,4 defectos por millón de eventos.
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