La Universidad de Princeton, en colaboración con Sidao Ni, del Instituto de Geodesia y Geofísica de China, lograron utilizar las ondas sísmicas de un gran terremoto en Bolivia para localizar, a 660 kilómetros de profundidad, una nueva «capa»: una cadena montañosa, muy similar a las que hay en la superficie. La nueva «capa» se encuentra, además, justo en el límite que separa el manto superior del inferior. Hasta ahora, y a falta de un nombre mejor, los científicos simplemente lo han llamado "el límite de 660 kilómetros".