Según parece, el primer hombre en recibir una sanción por exceso de velocidad se llamaba Walter Arnold. Viajaba con su vehículo por las calles de Paddock Wood, en el condado de Kent, en Inglaterra, cuando un guardia se vio obligado de llamarlo al orden y denunciarlo. Era el 28 de enero de 1896 y la verdad es que Arnold se lo buscó, a ojos del guardia. Como si fuera uno de esos jóvenes poligoneros de nuestros días, cruzó el tranquilo pueblo de Paddock Wood a una velocidad que era nada más y nada menos que cuatro veces el límite permitido.