El cardo es capaz de mantener la temperatura interior de sus flores hasta diez grados por debajo en verano, con lo que evita la muerte del polen, según ha descubierto Carlos Herrera Maliani, profesor investigador del CSIC, por primera vez en una planta. “Es por evaporación, como un botijo, que con aire muy seco en el exterior produce evaporación dentro”, señala Herrera, que apunta que en una de las olas de calor de agosto las mediciones demostraron que a 48º en el ambiente, el cardo estaba a 35.