Años después del final de la Segunda Guerra Mundial, los medios publicaban fantásticas noticias sobre estaciones secretas alemanas del Ártico, bases en que las mentes más “vivas” afirmaban que allí se habían producido las pruebas de armas nucleares nazis, se controlaron las armas V (Vergeltungswaffe, o arma de represalia) cuando se lanzaban sobre el Reino Unido, o incluso que previamente se habían probado en sus inhóspitos desiertos de hielo, o por qué no, que la Kriegsmarine tenían allí bases secretas para sus U-Boot.