«El virus no ha cambiado por mutaciones. Ha cambiado su virulencia, es como si hubiese 'envejecido'». El 6 de junio, El Mundo publicaba una entrevista con Massimo Clementi, el director del Laboratorio de Microbiología y Virología del Hospital San Raffaele de Milán. De ella extraigo la frase que abre el párrafo y que resume a la perfección una vieja idea que llevamos escuchando casi desde el inicio de la pandemia: que el virus iba a perder su agresividad; que, si me permitís la expresión, va a domesticarse poco a poco.