Nos importa mucho lo que piensen los demás. Algunas personas o escuelas consideran esto una debilidad, un defecto, algo de lo que deberíamos librarnos. Pero esta valoración se basa en una visión individualista y errónea de la naturaleza humana, somos primates sociales y tiene toda la lógica del mundo que nos importe lo que piensen los demás. En el mundo de la competición sexual, y social en general, la reputación social tiene consecuencias más dramáticas que un hueso roto o una herida.
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