En las mismas fechas en las que Pankust y sus partidarias libraban sus más duras batallas contra la policía –perdiendo a menudo-, encontraron una aliada en una mujer llamada Edith Garrud. Ella y su marido, un profesor de educación física llamado William, habían estudiado juntos artes marciales y habían alcanzado el rango de maestros de jiu-jitsu. En 1911, Edith comenzó a ofrecer clases para mujeres sufragistas exclusivamente (llamadas “suffragettes”), enseñándoles cómo defenderse a sí mismas contra los agentes de la ley. TRADUCCIÓN EN
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