Mientras no se exijan unos mínimos, garantizados por quien tenga el carnet de votante, nuestra política, votos y forma de enfocarla no dejará de ser algo parecido a un "salsa rosa" (...) donde se junta una panda de gente a soltar lo primero que se le viene a la cabeza, y el que más pasiones despierta es el que más grita o la que más enseña el escote. En otros países, al menos, no se asume que todo el mundo va a votar, sino que se exige que quien quiera votar se registre primero.
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