Inicialmente muchos carros de combate disponían algún tipo de ranuras o ventanillas para observar el exterior, conducir el vehículo y apuntar las armas, pero con el tiempo se dieron cuenta que estas ponían en peligro la tripulación ya que la metralla de la artillería, balas de una ráfaga de ametralladora, tiros certeros de francotiradores podían colarse por dichas ventanillas, de hecho el problema era tan severo que incluso se usaba protección para la cara de los tripulantes.