Hunerico, el rey vándalo de África, publicó en el séptimo año de su reinado un edicto contra los católicos y mandó demoler todos los monasterios. Siete monjes que vivían cerca de Capsa fueron convocados y como se les hiciesen magníficas promesas si abrazaban el arrianismo, los monjes respondieron al unísono: “Confesamos que hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo (...)". Cuando el rey lo supo, redobló tiránicamente la pena impuesta por el juez y poco después los mandó quemar vivos.