Estas pinturas están caracterizadas por el rigor de sus dibujos, su precisión y perfeccionismo en la búsqueda obsesiva del detalle. En 1977, quemó una selección de sus trabajos en su patio trasero, sin dejar documentación alguna, diría años después que algunos de esos trabajos eran " demasiado personales ", y otros " insatisfactorios ", y él no quería que la gente los viera. Con el descubrimiento de los ordenadores y la fotografía digital a comienzos de los años 90, retorna a una pintura más ascética y austera, a menudo monocromática.