Tenerife acogió la Segunda Exposición Internacional del Surrealismo en el Ateneo en la primavera de 1935. Fue la primera ocasión en la que se mostraron en España las obras de la Escuela de París. "No se vendió nada. Los cuadros de Miró valían mil pesetas en Tenerife y no se vendió ni uno". Era posible llevarse a casa La libre inclinación del deseo de Salvador Dalí por unas 1.250 pesetas. "Cualquier coleccionista avispado habría hecho la inversión de su vida". Un cuadro de Picasso sufrió graves daños durante el transporte.
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