“El arte rupestre es el primer lenguaje, la primera forma de transmitir conceptos, con vocación de perdurar. La gran pregunta es qué conceptos eran”, explica el arqueólogo Marcos García Diez, de la Universidad Complutense de Madrid. Los prehistoriadores llevan lanzando hipótesis desde 1879, cuando la niña María Sanz de Sautuola, de ocho años, descubrió los asombrosos animales pintados en la cueva cántabra de Altamira.