En 1935, el joven Jean-Paul Sartre viene de vacaciones a España; lo hace acompañado de Simone de Beauvoir. Prueba de ello será la mención que hace de Santillana del Mar en su obra La náusea: «una verdadera reliquia en la vida del hombre». Sin duda el casco antiguo y la colegiata impresionó al filósofo francés. Es un viaje poco habitual por aquellos años, España no era el destino vacacional de la clase media europea que es hoy; entonces podemos adivinar que no sufrió la turismofobia.
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