En el estuario del Tajo en Lisboa, incrustadas entre estas enormes embarcaciones había un rocoso galeón, el llamado San Mateo, de unas 600 toneladas y considerables amuras, más que suficientes para afrontar las mareas más retadoras. Bazán combatió a los seguidores del Prior de Crato, un orate con capelo algo díscolo que no aceptaba la anexión del reino de Portugal al imperio español y que daba mucho la lata. En los combates contra este preboste, frente a Setúbal, capturaría Bazán aquella formidable máquina de guerra.
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