El desarrollo de la agricultura y ganadería permitieron que se desarrollasen los primeros núcleos de población estables y la construcción de estructuras que permitiesen la vida en comunidad. La necesidad de agua, tanto para la población como para los cultivos y los animales, hacía imprescindible que los asentamientos estuviesen en torno a esta, el lugar idóneo para la proliferación de mosquitos.
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