Si algo tenemos en común los hijos de madres mayores es que sabemos lo complicado que puede llegar a ser entenderse con ellas. Una especie de rebeldía creciente parece apoderarse de sus 70, 80 o 90 años. No atienden a razones, da igual lo pesados que nos pongamos, y por desobedecer, desobedecen hasta al médico. La relación, bronca va, bronca viene, se resiente. ¿Qué podemos hacer?
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