Un millón de dólares espera a quienes resuelvan el problema de la existencia, unicidad y regularidad de las soluciones de las ecuaciones de Navier–Stokes para un fluido incompresible. En 1934 Leray demostró la existencia de soluciones débiles con energía cinética acotada. Su unicidad, prerrequisito para estudiar su regularidad, era un problema abierto, hasta ahora. Tristan Buckmaster y Vlad Vicol, matemáticos de la Universidad de Princeton, han demostrado la falta de unicidad de ciertas soluciones débiles con energía cinética acotada.
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