Alba Rico, conocido por su faceta juvenil como guionista de La bola de cristal, escruta con algo que uno llamaría alma, por no encontrar una palabra más adecuada, las paradojas de la economía capitalista, su efecto sobre los cuerpos y la relación entre los vivos y entre los vivos y los muertos. Si existe la posibilidad de que se desarrolle un ensayo lírico, de que la filosofía, tal y como expresaba Montaigne, sea un género de la poesía, Alba Rico es la única persona capaz de ponernos en paz con esa lectura.
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