Recientemente reconocido como Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad y cada vez más utilizado por las comunidades del sur de España para atraer el turismo el flamenco parece disfrutar un renacimiento sin precedentes en todo el mundo. Pero los espacios públicos y los centros sociales que juegan una posición clave en la evolución de la cultura flamenca están amenazados por la gentrificación, las nuevas legislaciones municipales y la fuerte vigilancia policial.
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