Son momentos extraños. Recuerdo la decepción del año 2000. En el patio del colegio leíamos el 'Flash Gordon' de Buru Lan y soñábamos con el futuro, un lugar de colores brillantes, donde la gente vestiría relucientes botas de cuero hasta las rodillas y trajes de licra, que resaltarían nuestra admirable musculatura. Nos fascinaba el vehículo de 'Los 4 Fantásticos', aterrizando suavemente en el tejado del edificio Baxter, y los rascacielos estarían conectados por puentes en una ciudad interminable que, al mirar hacia abajo, se perdería...
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