Raúl del Pozo (Cuenca, 1936) juega al tenis con los piropos hasta que, en un momento dado, guillotina la retahíla parafraseando al señor Lobo de Pulp Fiction: “Vamos a dejar de chuparnos las pollas”. El maestro es un oxímoron personificado, un periodista honesto que combina experiencia y nervio joven, que informa en sus columnas –sí, esto es posible–, que exhibe lecturas y nombres propios –e impropios– sin tufo pedante. El gran Jesús Quintero me lo define como “el Paco de Lucía de los columnistas: el segundo mejor está a años luz de él”.
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