El miércoles 20 de noviembre de 1940, Purificación Treviño Martínez llegó a las puertas de la prisión de Jerez de la Frontera. Llevaba un kilo de boniatos asados que sabía le gustaban mucho a su compañero, Rafael García Muñoz. Le darían unos instantes de distracción y gusto. Bastante hambre, malos tratos y humillaciones, llevaba encima.
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