La creencia más extendida es que Jesse Owens humilló a la Alemania Nazi y al mismo Hitler al ganar 4 medallas de oro en los JJ.OO. de 1936. La realidad es que viajó separado de sus compatriotas, fue discriminado por estos, su nombre fue coreado en el Olimpikon, trabó amistad con su competidor alemán Luz Long y corrió con unas Adidas. A su vuelta, a pesar de ser costumbre, no fue recibido en la Casa Blanca, ni Roosevelt le felicitó nunca. Para sobrevivir tuvo que trabajar en gasolineras.
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