Aunque nos movemos en el mito, el mismo Plutarco, en la Vida de Numa, nos relata que se casaban a las niñas a los 12 años, e incluso antes, para asegurar la virginidad de las mismas. Esto nos puede indicar que la costumbre estaba muy arraigada y venía desde los orígenes de la Urbe e incide en que el principal motivo por el que las niñas romanas accedían en ese momento a la vida conyugal respondía al ideal de virtud y pureza. Cuanto antes se casara la joven, más probabilidades existían que fuera virgen.
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