Viajar más rápido que la luz es un anhelo inevitable para la especie humana, que aspira a expandirse por el cosmos. Pero en realidad, si lo pensamos bien, la luz se mueve muy despacio para las inmensas escalas del universo: los terrícolas deberíamos esperar más de cuatro años para que una nave a la velocidad de la luz llegara a las estrellas más próximas, y 25.000 años para que alcanzara la galaxia más cercana, la enana del Can Mayor. Se diría que estamos condenados a no encontrarnos jamás con otros seres con quienes podamos entablar una ...
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