El hombre contemporáneo está más inclinado a la acción que a la contemplación. Los museos procuran ofrecer experiencias colectivas a los espectadores para que sus salas no queden vacías. La debilitación de la esfera interior implica la servidumbre del yo a lo colectivo y supone el triunfo del control político sobre lo que hacemos y lo que pensamos. [Por Felix Riera]
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