A principios del siglo XX empezaron a verse en España los primeros anuncios de preservativos masculinos, o como los llamaba el mítico Camilo José Cela, la "funda preservativa de la pija", "paraguas", "poncho" o "tripajo". En estas fechas, al igual que varios siglos atrás en los que ni tan siquiera había papelinas de publicidad, los condones eran consumidos medio clandestinamente como medida anticonceptiva, pero mucho más como protección antivenérea
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