La riqueza en recursos minerales como los diamantes, el uranio o el coltán han sido a la vez la maldición de este país africano cuya población fue brutalmente explotada durante años por Leopoldo II, quién lo consideraba su coto privado. Su cesión a Bélgica en 1909 y la constitución del “Congo Belga” no cambió en demasía su situación. Tras la independencia y el breve periodo de gobierno de Patrice Lumumba, fue esta vez un congoleño, Mobutu, quién se encargó de diezmar la economía haciendo imposible diferenciar su economía privada de la estatal.
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