A la industria de la moda cabe atribuir el 10% de la contaminación global mundial. La razón de que su impacto sea tan grande es doble. Por un lado, su cadena de suministro es larga y compleja; empieza en la agricultura (fibras vegetales) o la fabricación petroquímica (fibras sintéticas), sigue por la manufactura para, pasando por la logística, terminar en la venta al por menor. Y, por otro lado, es un sector que ha experimentado un crecimiento enorme durante los últimos años, debido a la emergencia de lo que se puede denominar fast fashion
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