Pablo Soto ha ganado el caso que lleva monopolizando su vida desde el 2008. La demanda, que sumaba miles de folios dio comienzo a un via crucis procesal del que, paradójicamente, se pueden sacar muchas malas conclusiones y solo una buena. La buena, la obvia, es que se ha ganado. La mala es que en cualquier otra circunstancia, lo más probable es que se hubiera perdido por imposibilidad material de defensa. Hubo un tiempo en el que tanto Pablo como yo solo hablábamos, juntos y por separado, de este asunto. El desgaste...