Si un tercio o la mitad de la población europea muriera en pocos años, cabría esperar casi un colapso del paisaje cultivado medieval. Aplicando técnicas estadísticas avanzadas a los datos polínicos disponibles, comprobamos esta hipótesis, región por región. Descubrimos que hubo partes de Europa en las que el paisaje humano se contrajo drásticamente tras la llegada de la peste negra. En otras regiones no hubo una disminución perceptible de la presión humana sobre el paisaje.
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